Principales diferencias entre un préstamo y un crédito
Fecha de publicación 01.10.2020
Las diferencias entre préstamos y créditos reside en que los primeros son utilizados para disponer de importes elevados y cuentan con un plazo largo de devolución, mientras que los segundos suponen un apoyo puntual a reintegrar en un periodo corto.
Información clave
Los préstamos se utilizan para importes elevados y cuentan con un plazo largo de devolución, mientras que los créditos son para apoyo puntual a reintegrar en un periodo corto.
En los préstamos, se paga interés sobre todo el importe entregado, mientras que en los créditos, los intereses se aplican solo al capital utilizado.
Los créditos rápidos suelen ser más fáciles de obtener que los préstamos, pero tienen tipos de interés más elevados.
La elección entre un crédito o un préstamo depende del uso que se quiera dar al dinero solicitado y de la capacidad de devolución del solicitante.
¿Qué diferencia hay entre crédito y préstamo?
Aunque a veces se confunden los términos y damos por hecho que son sinónimos, existen marcadas diferencias entre préstamos y créditos. En el caso del primero, cuando un cliente pide un préstamo, el banco entrega una cuantía fija que se deberá devolver en el plazo acordado entre ambas partes, normalmente a través de cuotas de periodicidad mensual a las que se van sumando los intereses acordados. Por ejemplo, uno de los préstamos más habituales son préstamo personal o el que se concede a través de hipotecas para la compra de vivienda.
Por contra, cuando se solicita una línea de crédito, la entidad hace entrega de un importe con un tope fijado, pero la principal disimilitud estriba en que el vencimiento puede renovarse más veces si así lo acuerdan las partes. Esto conlleva que un préstamo se tenga acceso a todo el dinero de una sola vez, mientras que con un crédito se puede ir haciendo uso de ese importe poco a poco y a medida que se vaya necesitando, por ejemplo, tal y como ocurre con una tarjeta de crédito.
Distinta duración
Otra de las diferencias entre crédito y préstamo reside en que la duración es mayor en el el caso de los segundos y que a su vez estos suelen estar recomendados para cantidades elevadas de dinero a devolver, por lo tanto, en un mayor periodo de tiempo. Además, en el caso del crédito se podrá devolver el importe utilizado antes del vencimiento y renovar o ampliar el contrato para volver a disponer el dinero.
Además, en muchas ocasiones, los créditos son denominados como contrato de crédito en cuenta corriente por ser parte de una cuenta de este tipo en la que se van anotando las disposiciones y reintegros.
Intereses
También existen marcadas desigualdades en los intereses que se abonan por ambos. Con un préstamo se desembolsan intereses por todo el importe entregado, mientras que con una línea de crédito, los intereses se aplican al capital utilizado, no por el total de la cuantía puesta a disposición por parte de la entidad. No obstante, algunos bancos cargan una comisión de saldo no dispuesto por este dinero que no se ha utilizado finalmente.
En este sentido, también conviene plantearse cuál de los dos es más caro. Tal y como señalan desde el Banco de España, los créditos rápidos suelen ser más fáciles de obtener que un préstamo al tenerse en cuenta menos requisitos para su obtención, pero son más caros porque los tipos de interés son más elevados.
¿Es mejor optar por una línea de crédito o préstamo?
A la hora de tener en cuenta los pros y contras, todo depende del uso que se quiera dar al dinero solicitado. En el caso de que la cantidad que se necesite no sea muy elevada, constituya un apoyo puntual y se tenga capacidad para ejecutar la devolución en unos meses, se debe apostar por pedir un crédito. Sin embargo, si nuestro objetivo es comprar un coche o una vivienda, es decir, costear un bien de importe elevado, lo recomendable es optar por un préstamo.
Los trámites en el caso de los créditos rápidos también son más reducidos, una circunstancia que facilita el acceso a estos frente a la complejidad que conlleva el pedir un préstamo por la necesidad de realizar un estudio de la solvencia del cliente.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que a la hora de contratar un crédito, algunas entidades pueden obligar también a suscribir un seguro para cubrir el riesgo de impago, un requisito que aumentará el coste de la operación.
Si se opta por un préstamo, el cliente deberá evaluar variables como las comisiones, el tipo a aplicar, seguros y productos vinculados que bonifican las cuotas, el plazo de amortización y otros gastos asociados.
Fuentes: Legálitas, BBVA, Portal del cliente bancario BdE
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